Las lombrices transforman restos orgánicos en humus de alta calidad.
Se hace en un contenedor aireado, que puede ser de plástico o madera, con bandejas apiladas.
No requiere luz solar directa (las lombrices prefieren la oscuridad), pero sí temperatura estable (15 – 25 °C).
2. Bokashi (fermentación anaeróbica)
Usa salvado inoculado con microorganismos eficaces (EM).
Funciona sin oxígeno, por lo que no produce olores fuertes.
Perfecto para interior, y no necesita luz.
El resultado es un material fermentado que luego puedes enterrar en macetas o huertos para completar el compostaje.
3. Compostaje eléctrico o acelerado
Hay aparatos domésticos que trituran, calientan y secan restos orgánicos para producir un compost o precompost en horas o días.
Son compactos, sin olores, pero requieren electricidad.
Uso de luz artificial
En sí, el compostaje no necesita luz; los organismos que lo hacen posible trabajan en la oscuridad.
La luz artificial sería útil solo si integras el compostaje con un sistema de cultivo interior (por ejemplo, huerto hidropónico o macetas), para que las plantas aprovechen el compost fresco.
En un sistema combinado, la luz LED de espectro completo (crecimiento vegetal) ayudaría a las plantas, no al compost.
Claves para un compostaje interior exitoso
Mantener la proporción correcta de material seco (cartón, hojas secas) y húmedo (restos de cocina).
Evitar restos de carne, lácteos y aceites (generan olores y atraen insectos).
Airear o drenar el exceso de humedad.
Usar un recipiente con tapa y ventilación filtrada para controlar el olor.